Participaciones Preferentes son títulos emitidos a perpetuidad por una sociedad con una rentabilidad generalmente variable y no garantizada y que no confieren a su poseedor ni participación en el capital, ni derecho a voto, ni derecho de suscripción preferente.
El fraude o estafa de las preferentes vivido en España se gestó en los años 90 del siglo pasado, acentuándose desde 2003. Con el inicio de la crisis económica y financiera mundial (a mediados de 2007) los bancos españoles comenzaron a necesitar más capital para cubrir sus fuertes disminuciones de ingresos y capitalizarse y se sacaron de la manga las preferentes de forma masiva en el período 2009 a 2011, cuando estalla la burbuja inmobiliaria y la morosidad se dispara.
Las preferentes tuvieron dos circunstancias que hacen más graves las consecuencias sobre los aproximadamente 700.000 afectados por su compra. Se comercializaron sin la debida transparencia ya que era difícil entender el producto por su complejidad y en segundo lugar, los destinatarios, mayores de edad y pensionistas con ahorros y un perfil de inversión conservador, pensaron que estaban comprando renta fija cuando en realidad se trataba de renta variable.
Las preferentes, que alcanzaron un valor contratado de unos 30.000 millones de euros en España, tuvieron el visto bueno inicial del Banco de España de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) pero la realidad es que se colocaron con técnicas comerciales agresivas a ahorradores sin los conocimientos suficientes para entender lo que estaban suscribiendo.
Cuando estalló la crisis y estas “acciones sin derechos” perdieron su valor de mercado por la crisis de los bancos, el Gobierno de España admitió que su comercialización fue un fallo y la CNMV reconoció también que en muchas ocasiones se comercializaron sin cumplir la ley.
Los ahorradores ‘preferentistas’ fueron engañados debido a las malas prácticas bancarias en su comercialización, a los abusos y a la desigualdad en la información recibida por los clientes ya que le ocultaron que el producto tenía unos riesgos muy altos causándoles graves pérdidas económicas.
Este producto que los preferentistas pensaron que era de renta fija, resultó ser un producto de renta variable. El banco o caja prometían pagar una rentabilidad según sus resultados, pudiendo, incluso, no dar nada. En un inicio percibieron altos intereses en los años en lo que todo iba bien, pero pasaron a convertirse en cero euros, en muchos casos, durante la crisis, por la débil situación de la banca. De ahí las graves consecuencias que tuvo la comercialización de dicho producto.
Además, en el caso de que el banco quebrara (y casos hubo), el Fondo de Garantía de Depósitos, tan solo cubriría hasta 100.000 € de los «depósitos en dinero y en valores u otros instrumentos financieros constituidos en las entidades de crédito».
Participaciones Preferentes son títulos emitidos a perpetuidad por una sociedad con una rentabilidad generalmente variable y no garantizada y que no confieren a su poseedor ni participación en el capital, ni derecho a voto, ni derecho de suscripción preferente.
El fraude o estafa de las preferentes vivido en España se gestó en los años 90 del siglo pasado, acentuándose desde 2003. Con el inicio de la crisis económica y financiera mundial (a mediados de 2007) los bancos españoles comenzaron a necesitar más capital para cubrir sus fuertes disminuciones de ingresos y capitalizarse y se sacaron de la manga las preferentes de forma masiva en el período 2009 a 2011, cuando estalla la burbuja inmobiliaria y la morosidad se dispara.
Las preferentes tuvieron dos circunstancias que hacen más graves las consecuencias sobre los aproximadamente 700.000 afectados por su compra. Se comercializaron sin la debida transparencia ya que era difícil entender el producto por su complejidad y en segundo lugar, los destinatarios, mayores de edad y pensionistas con ahorros y un perfil de inversión conservador, pensaron que estaban comprando renta fija cuando en realidad se trataba de renta variable.
Las preferentes, que alcanzaron un valor contratado de unos 30.000 millones de euros en España, tuvieron el visto bueno inicial del Banco de España de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) pero la realidad es que se colocaron con técnicas comerciales agresivas a ahorradores sin los conocimientos suficientes para entender lo que estaban suscribiendo.
Cuando estalló la crisis y estas “acciones sin derechos” perdieron su valor de mercado por la crisis de los bancos, el Gobierno de España admitió que su comercialización fue un fallo y la CNMV reconoció también que en muchas ocasiones se comercializaron sin cumplir la ley.
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No dudes en contactar con nosotros, para que valores tu caso y te podamos asesorar de manera personal y directa. Estaremos encantados!
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